miércoles, 16 de marzo de 2011

personajes sevillanos

Murió ayer. A la hora en que la Macarena da la vuelta de la calle Cuna. A la hora en que el Calvario pasa por los últimos albores de la calle San Pablo. A la hora en que el piquete de honores toca la Marcha de Infantes cuando amanece la mañana grande del Corpus. A la hora en que las campanas de la Giralda anuncian la última misa ante el paso de la Virgen de los Reyes. Murió a una hora de madrugón o de madrugada, él que había sido tan de tarde con tambores, tan de mañana de la Majestad en Público con los balcones colgados de mantones de Manila, tan de anochecer de bando de una procesión de gloria por la chiquillería y los pregones de jazmines de los barrios. A Sevilla se le murió ayer su último niño grande, Antonio Sanz, Antoñito Cofradías, Antoñito Procesiones, Antoñito Marcha Turca, como ustedes quieran, y me imagino cómo fue su muerte para la leyenda de la ciudad, que iban delante los caballos de Artillería Catorce con el brigada Rafael tocando los Campanilleros, y después venía el Mudo de Santana levando un guión sacramental y antiguo, y luego la landa del Tubero tocando «Virgen del Mayor Dolor», y Santizo con el incienso, y las plumas de los armaos, y la Banda de la Policía Armada salía con sus tambores de los fondones de la memoria, y por delante iba don Pedro Braña, que llevaba detrás la Banda Municipal en pleno y bajo mazos de puros farias, y le iban tocando a Antoñito lo que más le gustaba, «Amargura», reforzada en su parte final, tan de nervios de pregonero antes de salir al atril, por la Banda de Soria al completo, dirigida por don Pedro Gámez Laserna, y los carráncanos del Sagrario también allá que te iban, y Juan Castro Nocera para arriba y para abajo dando vueltas con un palermo en la mano, que tan grande concurso de la sonora Sevilla de nuestra infancia, de la eterna infancia de Antoñíto, tenía que entrar en la Campana del cielo con el ordenado caos de cada primavera y a su hora exacta.
Así, entre tambores, se ha ido Antoñito Cofradías, fumándose un puro delante de la banda, arrastrando por el suelo todo el romero y la juncia del Corpus con sus anchos, planos pies de felicidad. ¿Os acordáis de aquella cara delante de una banda? Era el más exacto retrato de la dicha. En una Sevilla que sufría, Antoñito Procesiones era la pura descripción del gozo. Un farias y una banda, una procesión y un tambor, ¿habrá algo más nuestro? ¿Os acordáis de cómo parecía que anunciando venía la primavera, arrastrando los anchos pies planos, con su barriga y su correa del pantalón, tan planchado y lavado, cuando se ponía delante de una banda? ¿Lo escuchasteis alguna vez tararear «Amargura» con su boca inflada? Lo hacia mejor que la Banda Municipal, tará, tarará, y decía como nadie ese «ole» que cada Domingo de Pasión se escapaba del alma de Sevilla en el Teatro San Fernando. Cambiaban los pregoneros, pero «Amargura» era siempre la misma. Y siempre era el mismo «ole» exacto el que Antoñito, desde la primera fila de butacas, daba con su último acorde. Ya podía estar la primera en la Campana.
Yo veo ahora a Antoñito, como heredero de Manolito Gázquez, en su más glorioso momento. Es Sevilla y es dictadura. Hay un acto de camisas azules y correajes en el Ateneo. Habla don Esteban Bilbao Eguía, presidente de las Cortes Españolas. Antoñito está entre el público y no entiende, cuerpo glorioso, nada de cuanto el orador está diciendo. Pero ve que sobre la mesa del conferenciante hay una jarra y un vaso de agua. Antoñito no lo duda un instante. Se levanta, avanza por el pasillo, se va muy serio a la mesa del mismísimo don Esteban Bilbao, y tan campante se bebe el vaso de agua. El orador calla. La sala enmudece. Y se vuelve Antoñito al público, y da el más verdadero discurso que se pronunciara nunca en el Ateneo:
--¡Es que estaba fritito...!
Yo ahora le doy a Antoñito Procesiones, eterno niño grande de Sevilla, un vaso de agua que suena con los sones de «Amargura». Y le pago mi real semanal para «La Gloria de España», la más abierta sociedad secreta que nunca hubo en Sevilla, pues no tenía otra finalidad que comprarse puros farias el cobrador, que era él. Antoñito se bebe el vaso de agua, enciende el farias, tararea «Amargura» y se va a la gloria. Donde siempre estuvo. No había mejor gloria que Sevilla con tambores.

via crucis del Aljarafe

  • El pasado sabado dia 12 se celebro el via crucis del aljarafe se celebro en la sevillana localidad de Santiponce como viene siendo habitual y que  preside la figura de nuestro padre Jesus Nazareno de dicha localidad,asi como impresionante cuando entra en las ruinas italicas solo con la luz de las antorchas que portan todos los fieles.cabe destacar que dicho viacrucis esta considerado como bien cultural y al que cada año acuden mas gente.simplemente precioso


via crucis de las hermandades de Sevilla

  • Simplemente espectacular el via crucis organizado por el consejo de cofradias y la hermandad de San Gonzalo el pasado lunes 14;el dia amanecia y amenazaba con agua y la tristeza se apoderaba del barrio del tardon y de todos los hermanos que se congregaban alli desde primeras horas del mediodia,conformen iban pasando las horas la inquietud y el pesimisimo se apoderaba de todo aquel que estaba en la avenida de coria mas si cabe recordando lo que se vivio aqui el pasado Lunes Santo en la que la hermandad no pudo hacer la estacion de penitencia a la S.I.C.M.
  •  Imponente el Señor con la tunica bordad de Martin Santoja y las nuevas potencias de Fernando Marmolejo de oro con pedrería de rubíes, diamantes y amatistas
  • La hermandad tenia de margen hasta las 7 de la tarde sin embargo en la hermandad mantenian la esperanza en todo momento,el hermano mayor Juan Hernandez nos decia «nuestra intención es ir a la Catedral.Manejamos informacion que nos dice que puede haber un claro.
  • Y lo que son las cosas, la hermandad estaba en contacto con un experto en meteorología que se encontraba, asómbrense, en Brasil. Esa información fue clave para que la junta de gobierno decidiese ir hacia adelante. En la Catedral ya se había tomado la decisión de que no acudiesen las cruces de guía de las catorce hermandades que rezarían las estaciones y en su lugar serían cruces de penitente de San Gonzalo
  • Fue a las siete menos cuarto cuando hubo fumata blanca:Habia traslado hasta la catedral aunque se haría de la manera más rápida posible y, sobre todo, se dejaban a un lado los relevos de las andas de las distintas hermandades y serían los hermanos costaleros los que portarían éstas, cedidas por la Hermandad de Los Gitanos.
  • A las 7 de la tarde se abrieron las puertas de la Iglesia ante unas 50 o 60 personas que estaban esperando alli esa decision y la cruz de guia se ponia en la puerta habia que andar deprisa con el soberano y en medio de un bullicio propio de cualquier Lunes Santo se plantaba en el umbral de la Catedral a las 8:20 de la tarde la figura del Soberano Poder
  • Se rezaron dentro de la Catedral las estaciones y la vuelta al barrio Leon debia de ser igual de rapido que la ida.Pero en ningún momento el Señor del Soberano Poder ante Caifás, a pesar del frío de la noche, se vio solo. Sevilla estuvo tanto fuera como dentro de la Catedral.
  • El Via Crucis concluyó al filo de las diez y cuarto de la noche, que fue cuando comenzó el regreso de la Hermandad de San Gonzalo